CALAS

El mundo deja el capitalismo para radicalizar la desigualdad con un regreso al feudalismo

Presenta el catedrático alemán Olaf Kaltmeier su libro “Refeudalización. Desigualdad económica y cultura política en América Latina en el temprano siglo XXI”

El modelo económico predominante en el mundo ya ni siquiera es el capitalismo, sino un feudalismo restaurado. Escasas probabilidades de movilidad social, pobreza intergeneracional, acumulación de la riqueza en el uno por ciento de la población, concentración de la tierra y segregación, son algunas características de lo que se denomina como “refeudalización”, y que es abordado en el nuevo libro de Olaf Kaltmeier, codirector del Centro de Estudios Interamericanos de la Universidad de Bielefeld, Alemania.
 
Refeudalización. Desigualdad económica y cultura política en América Latina en el temprano siglo XXI es su título, editado por el Centro Maria Sybylla Merian de Estudios Latinoamericanos Avanzados en Humanidades y Ciencias Sociales (CALAS), del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidade (CUCSH), de la Universidad de Guadalajara (UdeG), y presentado este jueves 6 de junio en la Librería Carlos Fuentes.
 
La premisa de la obra de Kaltmeier radica en que en el temprano siglo XXI vivimos una nueva combinación de refeudalización a nivel global, pero con rasgos regionales específicos. En América Latina, este concepto es útil para entender el regreso de la derecha al poder, después de una época de gobiernos de izquierda.
 
“Durante las últimas tres décadas hemos vivido un aumento de la desigualdad que no se daba en tiempos anteriores. Si pusiéramos a las clases sociales sobre su riqueza, la clase media estaría en la planta baja del departamento. El millonario viviría a una altura de cien metros y los multimillonarios en una altura de dos kilómetros, como en un avión privado. Y la persona más rica, estaría arriba de la atmósfera, viendo el mundo chiquito. Y esa es la distancia social y cultural. Con el esquema actual no hay posibilidad de nivelar”, dijo el autor.
 
Durante la presentación de su libro, el catedrático de historia iberoamericana de la Universidad de Bielefeld describió, además, que algunas de las familias que gobiernan los países se remontan incluso a la Colonia, y permanecen en la cúspide, cual dinastía real.
 
Al respecto de esas familias, el doctor Ramiro Contreras Acevedo, profesor investigador del CUCSH, se refirió al capítulo “Multimillonarios en el poder”, incluido en el libro.
 
“Me pregunto, ¿cómo es que estamos sosteniendo eso? Nosotros somos los responsables finales. No es posible que los haberes de 3 mil 500 millones de humanos los tengan 80 personas. ¡No puede ser! Yo aliento a que leamos este libro, que lo difundamos y lo pongamos en todos lados, para que nos demos cuenta de lo que está pasando”.
 
El doctor Ignacio Román Morales, economista del ITESO, coincidió en que se ha regresado a una serie de prácticas de origen feudal. Una característica esencial es que no existe una movilidad significativa entre clases sociales.
 
“¿Tenemos naturalmente como seres humanos el derecho de existir? ¿Sí o no? Para una ínfima minoría dorada de todos los privilegios, ese derecho lo tienen desde que nacen. Pero en una economía de mercado, para tener ese derecho de existir, necesitas bienes, y para obtener bienes requieres dinero, el dinero se obtiene del trabajo y, por lo tanto, tenemos que demostrar que somos rentables. Entonces, hay un doble sistema: quienes tienen que demostrar que  merecen vivir y quienes no tienen que demostrar nada. Y curiosamente, los que no tienen que demostrar nada nos dicen que seamos competitivos. Eso ya ni siquiera es capitalismo”, apuntó Román Morales.

Otras características que enumeró son la reducción de igualdad y de oportunidades; la refeudalizacion del sistema financiero; la reproducción de la riqueza no por méritos, sino por herencia; y una herencia intergeneracional de la pobreza, como la que sufrían los siervos. E incluso, hay un feudalismo cultural: antes era el latín, hoy el inglés y las matemáticas financieras.
 
Se refirió también a los muros feudales: los cotos privados o torres de departamentos son como fortalezas, y el resto de la población vive en fraccionamientos de interés social, en el hacinamiento y la oscuridad.
 
“Me parece que vivimos algo que suena contradictorio: un feudalismo global, con rasgos esenciales, como la reproducción inercial de privilegios y enclaustramiento de los pobres en sus naciones. Hablamos de libre mercado, pero no se te permite que cruces el mediterráneo para ir a Europa, o construyen un muro para que no pasen los centroamericanos”, resaltó.

Texto: Julio Ríos
Fotografía: Abraham Aréchiga

Fecha: 
Jueves, Junio 6, 2019